En la historia, los ilustres misóginos fueron calificados como tales y es posible que muchos de ellos, simplemente no hayan resistido desarrollar algún acercamiento a mujeres vulgares.
La vulgaridad no tiene sexo, sin embargo a través de los siglos, las mujeres han estado expuestas a muchas debilidades por el relegamiento al que fueron forzadas. Aún así, siempre hallaron resquicios de libertad, inclusive entrando a los conventos, para alejarse a su vez de los matrimonios obligados y de las hipocresías de sus entornos.
Erasmo de Rotterdam, el teólogo y filósofo holandés, por ejemplo decía "La mujer es, reconozcámoslo, un animal inepto y estúpido aunque agradable y gracioso". Tal creencia la observo no necesariamente en los misóginos sino en la mayoría de hombres.
En mi género, se valora mucho la gracia femenina, que consiste en en que las mujeres estén siempre sonrientes y sean generalmente dóciles. Signo de inteligencia es que debatan con el varón , pero al final que cedan es muy bien visto, y sobretodo que sean atractivas. Atractivas según las reglas de la sociedad occidental, corresponde a hacer mohines encantadores, mostrar fotos con escotes pronunciados, cruzar las piernas provocativamente, sonreír, siempre sonreír. Encuentro a estas mujeres, detestables. Que anden por las calles semidesnudas como en Brasil, donde eso responde a una cuestión climática, no es lo detestable, porque al fin y al cabo estamos en el siglo XXI, sino la actitud que acompaña a ese ego vulgar.
Las feministas de las nuevas generaciones son mujeres por lo general, interesantes, cuando salen de sus discursos de género. Mi amiga Deriana me lo confirma, y suelo extrañarla, sobretodo su desenfado y la forma cómo anda al lado de su hombre. Él se asemeja a un gigante vikingo que diseña construcciones, toca la flauta y adora a Deriana, que escribe largas cartas en sus noches de menstruación mientras escucha música barroca.
Soy considerado misógino entre los que me conocen apenas. Los signos externos de mi fastidio cuando me presentan una mujer inteligente pero coqueta de la manera más torcida, me hacen ser maldeducado. Me envuelvo de intransigencia y abandono a la atractiva muchacha. Prefiero irme a caminar por las grandes avenidas de la ciudad, me entrego a mis elucubraciones. Vuelvo a casa en paz.
No me importa que los que no me conocen vean en mí a un misógino insoportable. Deriana y otras amigas saben que eso es falso. Mis amigos se ríen y en noches de vino, bromeamos, vemos videos donde aparece Lauren Bacall, Patti Smith y Björk. Esas mujeres son mis musas. ¿Quién dijo que soy misógino?
En la foto, Björk.