Querida, ¿viste al men pavoneándose?, sabes sobre quién pregunto. Estoy harto de los pedantes chocando con uno en las esquinas, en las galerias de arte, en las escaleras, los ágapes, las inauguraciones de exposiciones fotográficas, pequeñas y grandes vanidades con sus premios y sus condenas. Estoy harto de las niñatas que se acercan con un brillo en los ojos para decirme palabrejas sin sentido. Ninfas, ninfas. Alguna es tierna de verdad y no un maniquí.
Tú sabes, querida, siempre sabes lo que me sucede. No debieras saber, un solo día no debieras saber nada de mí. Mil veces, prefiero que escapes de mí, porque puedo sacarte el corazón y darle rebotes como si fuera una ligera pelota en medio de una cancha abandonada, pobre tu corazón, tu belleza fina, abararatada en las noches de pub's, tronchos y un hilillo de baba cayendo por tu delicado cuello, al amanecer. Querida, me largo. Si después de la farria, me buscas, ve dónde sabes.
Voy a saltar.
La foto es de Manuel Álvarez Bravo, uno de mis fotógrafos predilectos y se llama "Una escalera grande".
Tú sabes, querida, siempre sabes lo que me sucede. No debieras saber, un solo día no debieras saber nada de mí. Mil veces, prefiero que escapes de mí, porque puedo sacarte el corazón y darle rebotes como si fuera una ligera pelota en medio de una cancha abandonada, pobre tu corazón, tu belleza fina, abararatada en las noches de pub's, tronchos y un hilillo de baba cayendo por tu delicado cuello, al amanecer. Querida, me largo. Si después de la farria, me buscas, ve dónde sabes.
Voy a saltar.
La foto es de Manuel Álvarez Bravo, uno de mis fotógrafos predilectos y se llama "Una escalera grande".