diciembre 19, 2006

Pánico

Ha tomado mis entrañas el terror de los fantamas agolpados en mi mirada.

Soy la sombra de un viejo filósofo. Conoces quién es, masticas carne fresca, divagas con propiedad. Espías mis movimientos.
Te buscaré. Ten cuidado. Soy ahora un fantasma.


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Parece como si hubiera dado la vuelta al mundo. Regresé, demasiado cansado, hosco y lejano.

octubre 15, 2006

Subiré para saltar

Querida, ¿viste al men pavoneándose?, sabes sobre quién pregunto. Estoy harto de los pedantes chocando con uno en las esquinas, en las galerias de arte, en las escaleras, los ágapes, las inauguraciones de exposiciones fotográficas, pequeñas y grandes vanidades con sus premios y sus condenas. Estoy harto de las niñatas que se acercan con un brillo en los ojos para decirme palabrejas sin sentido. Ninfas, ninfas. Alguna es tierna de verdad y no un maniquí.
Tú sabes, querida, siempre sabes lo que me sucede. No debieras saber, un solo día no debieras saber nada de mí. Mil veces, prefiero que escapes de mí, porque puedo sacarte el corazón y darle rebotes como si fuera una ligera pelota en medio de una cancha abandonada, pobre tu corazón, tu belleza fina, abararatada en las noches de pub's, tronchos y un hilillo de baba cayendo por tu delicado cuello, al amanecer. Querida, me largo. Si después de la farria, me buscas, ve dónde sabes.

Voy a saltar.



La foto es de Manuel Álvarez Bravo, uno de mis fotógrafos predilectos y se llama "Una escalera grande".

octubre 05, 2006

La originalidad

Cuando era chico, iba a los bares aledaños, para observar a los ebrios. Algunos fumaban uno habanos que me causaban asombro. Quería crecer de una vez y tener uno en mi boca, exhalar esas largas bocanadas de humo y mirar a los ojos a una muchacha hermosa, impresionarla con el movimiento de mis manos, prestas a elevar el habano cual elemento de virilidad que me convirtiera en un hombre elegante.
Originalidad en mi mente de púber, era hacer lo que otros hacían, con más fineza y desparpajo que cualquier otro.
Crecí, entre aventuras de niño viajero y adolescente perspicaz, enamorado de los puertos y las embarcaciones de las que descendían gentes risueñas, transformando el rostro del mundo en un lugar inalterable.
Leí libros, me enamoré, tuve mi primera noche de fiesta sensual en casa de un amigo que alborotaba a las familias vecinas con sus escándalos, mientras sus padres viajaban por el mundo. Él y yo nos parecíamos, dos solitarios aferrados a la música, soñando con irnos a ciudades cosmopolitas, donde haríamos lo que nos diera la gana, creando otros mundos dentro de los nuestros. Éramos voraces y podíamos ser crueles cuando quisiéramos. Libres como salvajes ilustrados.

La originalidad era el absurdo de los atardeceres, en paseos por las playas que más nos gustaban, aunque la humedad nos hiciera tiritar, callados frente al mar, acompañados de nuestros pensamientos oscuros.
Aunque fuimos osados, nunca despreciamos a los estibadores cuyo lenguaje soez nos atraía, ni humillamos a las mujeres sudorosas que llevavan canastas llenas de pescado fresco. No éramos
gamberros ni muchachos desquiciados gozando con el dolor ajeno. Ignoraba que esa era la originalidad oculta que había crecido dentro de nosotros como una sinfonía de Wagner, épicamente, con señales de una violencia tierna que nos limpiaba la soledad en su sucia cara, allí entre la indiferencia y el vacío de nuestro tiempo.

septiembre 15, 2006

Porno y diversión

Estaba revisando en la red, los blogs porno. Se autodenominan eróticos en su mayoría y otros admiten ser porno sin posturas hipócritas, llegando a vanagloriarse de ser abiertamente pornos.
Bloggers que asumen actitudes de presunto desenfado, expresan su alegría ante la existencia de estos blogs tan visitados y elogiados.
Me propuse hallar uno solo que removiera mis puntas eróticas y encontré historias cargantes, meras repeticiones de películas mediocres y folletines al estilo de fotonovelas baratas. Las lamidas, el lenguaje "caliente", las imágenes manoseadas hasta el cansancio. Nada que me interesara ni exaltara mis deseos sexuales. Leía los comentarios, y éstos eran el divertimento mayor, tan básicos en sus expresiones de gozo, que más parecían exclamaciones de niñitos que han recibido golosinas de dudosa calidad y que se las han comido sin darse cuenta de que estaban rancias.
Ni siquiera un blog que se precia de ser "intelectual" se salva, a excepción de sus "posts no sexuales", que paradójicamente son los realmente divertidos.
Un fiasco total.
La blogósfera está a nivel sexual en su punto más pobre. Rotunda realidad.

Lo excitante, lo hallo en contemplar una mujer que ríe y en su cuerpo moviéndose rítmicamente cuando baila, en lo que dice y cómo lo dice, en el abrazo intenso de una pareja de seres con los rostros encendidos, en escenas de erotismo intenso, y en el deseo que me provoca una conversación signada por laberintos y señales de inteligencia. Sí, inteligencia, esa luz que dura mientras el cuerpo existe.

agosto 27, 2006

Iconoclasta

Estuve contemplando una ronda de niños. Cada uno sonreía de manera distinta, pero en un golpe de vista se parecían mucho en sus gestos, risas y gritos.

Los sonidos de la calle me llamaron. Salí, pasé por mi escuela, escuché las infantiles carcajadas de los chiquillos. Recordé la que yo tenía cuando era niño, los ventanales medio abiertos, dejando pasar el viento helado del invierno, mis ilusiones, la desordenada imaginación.

Aquella pequeña castaña de ojos verdes que se subía a los árboles y leía Mafalda con entusiasmo, vino a mi mente como un recuerdo destellado. Llené de garabatos las blancas hojas. Iconoclasta, dije, y lo repetí. Subí las gradas de mi escuela, me quedé parado frente a la puerta principal. Alzé la mirada, iba a llover, me quedé allí esparando a la lluvia, pensé en ir a la estación central, pintarles alas a los pasajeros, a los que me gustaran. Si una chica tenía la actitud de una hada moderna, le ponía alas negras azuladas, si veía a un niño serio, le pintaba alas verdes. Un color para cada individuo, como alguna vez dijo, prix nocturno.

Iconoclasta, me repetí vocalizando como si nadie me escuchara. Di un salto y me fui hacia la estación, con el pelo mojado y sin paraguas.

agosto 10, 2006

Adela: la fotografía de Manuel Álvarez Bravo

La fotografía capta lo que las palabras ilustran en un poema. El inasible misterio, el background de los sonidos interiorizados en lo que es el otro, en la proyección de la cámara guardando su enigma. O en la propia proyección, mimesis y música.

Adela Formoso de Obregón, es una mujer cuyo rostro es un canto a la metafísica de la estética.

Adela vive en esta foto. Esa comisura de sus labios imperceptible me conmueve y el largo de su delicado cuello me convoca a escribir en una tarde nublada, cuando las nubes son como nevados móviles en las cumbres del cielo.






Sobre Manuel Álvarez Bravo.

agosto 03, 2006

Los hipsters y la rokola de la calle Aspergitas.

En la calle Aspergitas, existía el bar de los hipsters. Allí tuve buenos amigos. Había una rokola azul y roja que diariamente visitaba dejando mis propinas, mis sueños de chico epistolar. Escribía largas cartas a Mariella que vivía en Groelandia.

Rokola de mi adolescencia. Encima suyo el cuadro de Dalí, enamorado de Gala que yo admiraba mientras algún hipster sonriente venía a enseñarme una partitura suya. Jazz en la noches. Un viejo blues en la voz de Billy Holliday, jazz y lluvia de verano.

Desconocía el prix nocturno y las chicas soeces, como a aquella chica enamorada de sí misma, la de los paseos matutinos.
Mariella invadía las paredes del bar y se extendía a la calle, soberanamente.

En la rokola, echaba mis sueños con Proco Harum rompiendo la noche.

Extraño al hipster alucinado que cada noche moría un poco en su monólogo, evocando a los marines que mataron al padre de su amor, la vietnamita de las rosas amarillas, jardinera delicada.

Extraño a la rokola sonando en esas noches cuando el amor era inocente y el prix nocturno era un rumor desconocido, la síntesis de mis sueños, el sonido secreto de mis deseos.

agosto 02, 2006

Mi maquínica dice

Si contemplo tu cuerpo quiero abrazarlo y me sostengo un instante en el deseo contenido. Siempre me gustó que sonrieras y que tus senos abriguen mis manos.


Admirativa mi mirada por los cuerpos femeninos.


1.- Sin embargo me cansa la mujer esteorotipada que se autocomplace en su estado/objeto.
Inteligente porque se ha alimentado de lecturas y conocimientos. Ya no estamos en la época de
las mujeres dóciles o que fingen ser dóciles.

2.- Una precisión: es una exageración decir que hay mujeres detestables, en realidad así como me disgustaban, ya no existen para mí, tal como me sucede con los cretinos sean hombres o no lo sean. Andróginos o no, que eso no es lo fundamental, sino la calidad en sí del cretinismo.

3.- En realidad cada vez veo más mujeres interesantes.

Ella sentada frente a mí con su hermosas piernas cruzadas. La elogio. Solamente que hay algo que la diferencia de las mujeres corrientes. Su capacidad seductora es amplia, no se focaliza en mí sino en todo lo que es vida.

4.- Amo a las mujeres inteligentes y sensitivas, apartadas de los cálculos.

Si a alguien le molesta mi manera de amar a las mujeres, me es imposible persuadirle y no encuentro imperativos para hacerlo. Si alguien me acusa obnubilado(a) me es imposible lapidarme.

Estoy sereno.

agosto 01, 2006

Misóginos

En la historia, los ilustres misóginos fueron calificados como tales y es posible que muchos de ellos, simplemente no hayan resistido desarrollar algún acercamiento a mujeres vulgares.

La vulgaridad no tiene sexo, sin embargo a través de los siglos, las mujeres han estado expuestas a muchas debilidades por el relegamiento al que fueron forzadas. Aún así, siempre hallaron resquicios de libertad, inclusive entrando a los conventos, para alejarse a su vez de los matrimonios obligados y de las hipocresías de sus entornos.

Erasmo de Rotterdam, el teólogo y filósofo holandés, por ejemplo decía "La mujer es, reconozcámoslo, un animal inepto y estúpido aunque agradable y gracioso". Tal creencia la observo no necesariamente en los misóginos sino en la mayoría de hombres.

En mi género, se valora mucho la gracia femenina, que consiste en en que las mujeres estén siempre sonrientes y sean generalmente dóciles. Signo de inteligencia es que debatan con el varón , pero al final que cedan es muy bien visto, y sobretodo que sean atractivas. Atractivas según las reglas de la sociedad occidental, corresponde a hacer mohines encantadores, mostrar fotos con escotes pronunciados, cruzar las piernas provocativamente, sonreír, siempre sonreír. Encuentro a estas mujeres, detestables. Que anden por las calles semidesnudas como en Brasil, donde eso responde a una cuestión climática, no es lo detestable, porque al fin y al cabo estamos en el siglo XXI, sino la actitud que acompaña a ese ego vulgar.

Las feministas de las nuevas generaciones son mujeres por lo general, interesantes, cuando salen de sus discursos de género. Mi amiga Deriana me lo confirma, y suelo extrañarla, sobretodo su desenfado y la forma cómo anda al lado de su hombre. Él se asemeja a un gigante vikingo que diseña construcciones, toca la flauta y adora a Deriana, que escribe largas cartas en sus noches de menstruación mientras escucha música barroca.

Soy considerado misógino entre los que me conocen apenas. Los signos externos de mi fastidio cuando me presentan una mujer inteligente pero coqueta de la manera más torcida, me hacen ser maldeducado. Me envuelvo de intransigencia y abandono a la atractiva muchacha. Prefiero irme a caminar por las grandes avenidas de la ciudad, me entrego a mis elucubraciones. Vuelvo a casa en paz.



No me importa que los que no me conocen vean en mí a un misógino insoportable. Deriana y otras amigas saben que eso es falso. Mis amigos se ríen y en noches de vino, bromeamos, vemos videos donde aparece Lauren Bacall, Patti Smith y Björk. Esas mujeres son mis musas. ¿Quién dijo que soy misógino?



En la foto, Björk.

julio 24, 2006

Lobotomía al borde del abismo

Sin delicadeza pasé una cunícula al cerebro de la esclava de sus palabras.

Era yo un mercenario, sin embargo este trabajo lo hice con libre albedrío. Odiaba la estupidez. Simultáneamente me era imposible odiar a aquel especimen humano, y finalmente la compadecí como se compadece a un animal herido que antes se comió un halcón cachorro.
Dejé mis instrumentos cubiertos de sangre unos instantes, y luego de ver cómo la infeliz decía incoherencias, arrojé mi mandil al abismo y cargué a la muchacha con un asco contenido.

Ni Jack el destripador podría haber tenido más asco.

Nunca he estrangulado a nadie, solamente hice una lobotomía salvaje al borde del abismo. Aún viene a mi cerebro aquella tormenta naciente mientras la muchacha estornudaba.
El cielo se volvió negro como en el Apocalipsis imaginado. Yo estaba solo.

julio 12, 2006

Syd Barrett y yo

Lucifer exige mi alma por darme el genio de Syd Barrett.

Estamos en medio de mi sala gótica, y sus risa resuena en la noche.

Sé que es un sueño. Syd soy yo ahora, Syd tiene mis ojos y mi voz . Él/yo amamos a la extraña noctámbula.

Lucifer ha desaparecido y ella viene con su cámara digital en mano.

Ella me reconoce y toca mis ojos. Lucifer me espía y le hago trampa. Le hago bromas para despistarlo. A él le seducen las bromas, no es aburrido como Dios.


Salto intempestivamente de una torre de platino. El castillo ha desaparecido, ella nunca desaparece. Yo tampoco, voy cayendo y no desaparezco.

Ahora que soy Syd Barrett seré inmortal.


julio 01, 2006

Frank Zappa y las mujeres que me gustan

Es una revelación impronta.
Hace tiempo que me preguntaba por qué estoy tan solitario y sereno.
La música me cuida y yo entreveo sus señales misteriosas.
Es la sinestesia admirada que se me ha colado por el loco Frank Zappa y mi necesidad de amar mujeres que no sorprenden al entrar a un sitio, sino cuando las conoces y te miran a los ojos.
O es una mujer que jamás vi.
Es una mujer que veo y que me ve. Es el sonido partido, la difuminación de mi propio corazón, el eco de un poema dadá, la sombra de un seno.
Tengo mis proyectos, y dezlenable sería el intento de abandonarlos. Viajo con frecuencia. No me importa lo que a muchos importa.
Me importa esa mujer, esos sonidos, y después somos el silencio y yo solos.

mayo 28, 2006

En Vietnam conocí a Dadá


Cuando hojeaba unas revistas de mi padre, sus Life de colección, vi fotos de la guerra en Vietnam. Napalm, cuerpos despedazados, caras asiáticas, y a los chicos yanquis no se les veía. Siempre triunfantes y sonrosados, se quedaban en la reserva fotográfica optimista.
Mi madre había sido una chica que usaba pantalones acampanados, chalecos de gamuza y que leía a Dadá. Entonces todo se cruzó y la guerra se transformó en la victoria de los vietnamitas y yo escribí una especie de vergonzante haiku y quise ser como Dadá, provocador, sin los modales de un señor que se acicala verbalmente y transcribe los manifiestos Dadá para recibir felicitaciones y aplausos.
Venga la ofensa, y que sea inteligente. Si es idiota, nunca me tocará. Rebotará y en la inmanencia coexistiré con mis palabras dispersas. Venga el "oye Tzarel, te digo que..." o el silencio ya que escribo sin reloj a la vista ni extrañando a alguna mujer. Ni a un hombre, a nadie. Es que he colgado mis sueños en la parte hermética de mi cerebro. Pura autodefensa y el ensueño musical es mi única complacencia. Dadá es musical y denso, ajeno a las modas aunque fue una. Dadá incomulgable con melodías suaves que hablan de disparos y de chicas lindas llorando. Dadá está más allá y si no lo sabes, intenta saberlo.

mayo 25, 2006

Soledad y multitudes

Desde mi infancia, fui huraño. Vi películas a solas, cuando mis padres viajaban y las chicas que me debían cuidar se iban con sus enamorados a sus cuartos y el ama de llaves fumaba con solemnidad en la cocina, relajada e indiferente a mis juegos.

Me hice adicto a la música con Aranjuez de Ricardo de Falla y con Mozart.

Crecí como un chico extraño que prefería las óperas al rock. Hasta que conocí a Pynk Floyd.

A los 14 años me perdí entre una multitud, y me gustó el ritmo de los pasos sobre el asfalto. Por eso nunca detesté a las multitudes ni les temí.

Cuando Dadá llegó a mi vida, ya estaba listo para existir en sus sonidos e imágenes.
Existo. Allá, acá. Estoy en la ciudad Dadá.

Bienvenidos a este espacio con fondo negro y música que sale de mis neuronas y sueños.

mayo 14, 2006

La pureza

Sólo está en la voz que canta separada de la vileza mundana.


Está en la voz de María Callas.


Mi soledad me arroja a un territorio musical, ya lo dije, extremo.


Estuve leyendo a Blake. Me siento bien. Mañana iré a ver las palomas que hablan en la plazuela del barrio.


Palomas cagando mientras los chiquillos corren, se caen y lloran,

Un monumento pintarrajeado y seda de manos niñas en cada niño que cataplun, se va.






María, gloria eterna a ti.

abril 30, 2006

Intereses

Ser alguien que camina sin dirección.

Mi brújula es la música.

Amo las palabras sonando entre moléculas.

Escribo aquí por dos razones.

No diré cuáles son. Una es obvia.

Me gusta viajar. Próximo paradero: la nada.

Después haré lo que me plazca.

Lamido de bestia urbana.