
He oído a gente, decir que Joseph Beuys inició la corrupción del arte, porque hizo de éste, una exposición de residuos y pesimismo.
Sucede que Beuys es ahora un adalid muerto al que hay que repudiar.
Falaces defensores de la exquisitez.
No hay hermosura que pontificar. Hay ruinas y dispersión.
Joseph Beuys está vivo. Y lo mejor es que no lo pueden matar.